Entrevistas

MARIA JOSÉ IGLÉSIAS (PERIODISTA).


En Oviedo, a 15 de febrero de 2019

¿Cuándo decidió ser periodista y porque?
De pequeña. Porque quería hacer un trabajo creativo.

¿Cómo han cambiado las nuevas tecnologías el trabajo de un periodista?
Nos ha facilitado el trabajo a pasos agigantados, no podemos contar mentiras lo importante es el mensaje que damos y que no sea falso.

¿Qué es lo que más o menos le gusta de su trabajo?
La ventaja de saber lo que pasa, antes del resto y el hacer algo bueno por las personas. Lo que menos el horario.

¿Qué sientes cuando entrevistas a un famoso?
Depende. Ha habido famosos que ni fu ni fa y ha habido “gente normal” que me a tocado la fibra sensible.

¿A qué persona/famoso le gustaría entrevistar?
A Donald Trump.

¿Es difícil compaginar la vida personal con el trabajo de periodista?
Sí. La vida en general cualquier trabajo requiere tiempo.

¿Cuántos años lleva trabajando en La Nueva España? A trabajado en más periódicos?
Llevo trabajando veinte años. Si, trabajé en Europa Press, en uno de  y uno de Canarias.

¿Cuáles son los riesgos y dificultades de ser periodista?
La verdad es que no se corren muchos riesgos menos en algunos países donde se les puede hasta matar.

¿Cuánto cuesta publicar en el periódico?
Eso no lo sé, eso se lo deberías preguntar al contable.

¿Cuántas personas leen el periódico cada día? ¿Se suele leer más el digital o el escrito?
Entre 70.000 o 80.000. Se suele leer más el escrito.

¿Se memoriza las preguntas que va a realizar o las apunta?
Solo a veces las apunto pero las veces que lo hago casi no lo uso.

¿Qué recomendaría para que el periódico tenga éxito?
Esforzaros.Hacer contenidos interesantes y divertidos.

MÓNICA RODRÍGUEZ (ESCRITORA).

8 de enero de 2019.

¿Cómo recuerda su infancia y juventud?
Tengo un hermoso recuerdo de mi infancia. Tanto es así que en ocasiones necesito volver a ella con la memoria o con la literatura como un refugio, un lugar íntimo y cálido donde recupero la protección de mis padres, la lluvia contra la ventana, el tiempo ancho y largo en el que todo era posible. Porque ese es el territorio de la infancia y yo recuerdo atravesar el mío de la mano de mis padres, inmensamente feliz.
¿Nota muchas diferencias entre el colegio donde estudió y el colegio actual?
Volver al colegio tantos años después ha sido para mí una experiencia emocionante. Reencontrarme con el lugar donde pasé tantas horas, donde crecí e hice amigas (aún las conservo), donde aprendí a leer y escribir y di mis primeros y balbuceantes pasos redactando textos. Todo permanece igual que en mi memoria y es al mismo tiempo muy diferente. La unión de los dos colegios, el enorme polideportivo, los soportales cerrados del pabellón, el hall con las mesas del comedor... todo eso no estaba, sin embargo, siento que el alma del colegio es la misma. Me dio la risa comprobar que las escaleras altísimas del vestíbulo donde cantábamos los jueves antes de entrar a clase eran en realidad muy pequeñas.
¿Por qué decidió cambiar de trabajo para ser escritora?
No fue una decisión repentina, fue algo que fue sucediendo poco a poco. La escritura y la lectura fueron convirtiéndose en algo imprescindible para mí, una manera de estar en el mundo, de tratar de entenderlo, de pensarlo. Algo que me hacía ser más rica y por lo que merecía la pena apostar. Así que cuando vendimos la casa familiar quise con ese dinero tratar de cumplir el sueño de tener todo el tiempo para escribir e intentar convertirme en lo que ahora soy, escritora. Me siento afortunada y feliz por poder seguir este camino.
¿Qué le pareció a su familia el cambio de profesión?
Desde el principio me apoyaron y comprobaron que esa profesión me dejaba más tiempo para ellos y me hacía mucho más feliz.
¿Qué le inspiró a escribir “El hotel”?
Las historias que mi suegra me contaba sobre el hotel de su familia, el hotel Antonia de Pola de Siero, donde vivió de niña con sus trece tíos.
¿Cómo se siente al ganar un premio por su trabajo como escritora?
Los premios son una gran alegría, un reconocimiento a las horas de trabajo en soledad y una motivación para seguir escribiendo. Ponen un foco sobre tu novela y eso hace que potencialmente llegue a más lectores. En mi caso, además, me permite seguir dedicándome a este apasionante oficio, sin volver a mi trabajo anterior. Una vez leí que Ana María Matute decía: “Yo no escribo para ganar premios. Gano premios para escribir.” Pues eso.
¿Por qué murió el padre de Paloma?
Necesitaba una excusa para el cambio de vida de la protagonista y me inspiré en la muerte del padre de mi suegra que sucedió cuando ella era niña. Quería además con ello hablar de la ausencia de los seres queridos, de la muerte y de cómo, a pesar de la tristeza, la vida sigue y puede ser incluso luminosa.
¿Cuánto tiempo le llevó escribir “El hotel”?
Aproximadamente dos meses, trabajando todas las mañanas, lo cual es demasiado tiempo si consideramos la longitud del texto, pero es que soy una escritora lenta, que relee y corrige todo constantemente.
¿Cuántas copias del libro se vendieron?
Pues la verdad no lo sé con seguridad, aunque hace poco me llegó un correo informándome de que se habían hecho la 2º y 3º reimpresión, con lo cual entiendo que se vendió la 1º entera que sería, creo, de unos 3.000 ejemplares.
¿Cómo es su día a día como escritora?
Soy muy disciplinada y trabajo por las mañanas de 8:30 a 14:00 o 14:30. Durante ese tiempo no solo escribo, sino que releo, corrijo y me documento. Por la tarde trato de sacar tiempo para leer.
¿Cómo conoció a Paula Blumer?
No la conozco. No la he visto nunca ni tampoco he hablado con ella. La eligió la editorial y ella hizo su trabajo sin contactar conmigo.
¿Qué sintió al volver al colegio ya de adulta y representando otro papel?

Para mí ha sido emocionante volver al colegio y además hacerlo como escritora de literatura infantil y juvenil. Escribir y hacerlo para los niños y niñas que estáis en el colegio como yo lo estuve en mi infancia es gratificante y conmovedor. Un orgullo. Espero regresar.